Partimos de la afirmación que sostiene que uno de los condicionamientos básicos de los modelos y teorías científicas es cultural. En el contexto actual, podemos constatar que diferentes disciplinas, lo suficientemente apartadas entre sí, como para que la influencia directa aparezca como improbable, se han dedicado a estudiar problemas similares y basan sus formulaciones en supuestos isomórficos. Esto se genera porque las preocupaciones que las sustentan están fuertemente cargadas de significación dentro del contexto cultural imperante. Nos referimos al interés despertado en las ciencias por los sistemas no-lineales, la irreversibilidad, el desorden, lo que algunos científicos prefieren llamar: el nuevo paradigma de la complejidad. Investigadores de diversas disciplinas, interdisciplinariamente, desde hace unos treinta años han comenzado a interesarse por explorar sus fecundas posibilidades. Esta nueva línea de investigación parte de la convicción de que la no-linealidad está por todas partes en la naturaleza, contrariamente a lo que sostenía la ciencia clásica para quien era una excepción. Por el contrario, son los sistemas cerrados y estables, los que constituyen la excepción. Estos problemas estuvieron largamente proscriptos de la ciencia clásica. El concepto de caos, se asociaba con lo informe, vacío y desordenado y en todo caso con la ignorancia e imprecisión humana. Creemos que hoy están dadas las condiciones culturales para una revalorización conceptual que integre orden y desorden, reversibilidad e irreversibilidad, linealidad y no-linealidad. Se trata de quitarles una significación dialéctica opositora para alcanzar un orden más complejo, más rico y fecundo, que ostenta profundas estructuras codificadas con enormes posibilidades de información. Nuestra intención, en este trabajo, consiste en extraer algunas consecuencias epistemológicas que posibiliten una amplitud de la racionalidad científica que dé cabida a la riqueza conceptual y metodológica que promete el paradigma de la complejidad. Intentamos sintetizar a través de diez características los aspectos fundamentales de esta fecunda linea de investigación. Nos guiamos especialmente por las investigaciones de la escuela de Bruselas, liderada por Ilya Prigogine y sus colaboradores, pero que ya se ha extendido a muchos otros grupos de trabajo. I. Cuestionamiento de Algunos Presupuestos del Paradigma Clásico de la Ciencia (Baconiano-Cartesiano-Newtoniano) La ciencia clásica privilegiaba el orden, el determinismo, la regularidad, la legalidad, la estabilidad y previsibilidad de la naturaleza. Su aspiración era descubrir lo inmutable, lo permanente, más alla de las apariencias del cambio. Las leyes universales de la dinámica clásica fueron conservadoras, reversibles y deterministas. La definición de un estado del sistema y el conocimiento de la ley que rige la evolución, permitían deducir, con la certeza y la precisión de un razonamiento lógico, la totalidad tanto de su pasado como de su futuro. El ideal de la ciencia clásica se encarnó en las trayectorias y en el diablillo de Laplace que las contempla durante un instante y las calcula para la eternidad. Sin embargo, hoy se sabe que las trayectorias que parecen tan reales son idealizaciones: el mundo reversible es sólo un caso particular de la realidad. II. Incorporación de la Irreversibilidad y la No-linealidad como Constituyentes Intrínsecos de la Realidad El nuevo paradigma representa un reto a la reversibilidad. En un mundo determinista, la irreversibilidad no tendría sentido, ya que el mundo de mañana estaría ya contenido en el mundo de hoy. Con la Termodinámica, surge el desafío a la física clásica; la segunda ley hace la clara diferencia entre procesos reversibles e irreversibles, que denotan la existencia de la flecha temporal. Al definir la entropía se dá un paso importante para comprender la irreversibilidad. Se hace posible la introducción del tiempo y la historia en un universo que la física clásica había descripto como eterno. Durante bastante tiempo, muchos científicos pensaron que las leyes fundamentales de la física sólo permitían deducir que los sistemas deben llegar al equilibrio termodinámico, y que el proceso de evolución biológica era una rara excepción. Hoy, en cambio, se sabe que los sistemas abiertos, es decir, los que intercambian materia y energía con el mundo exterior, son los más numerosos."En este fin de siglo, somos cada vez más los que estimamos que las leyes fundamentales son irreversibles y aleatorias, mientras que las leyes determinísticas y reversibles, de las que no discutimos su existencia, no se aplican más que a situaciones límite: procesos "ejemplares" en el sentido en el que lo son los cuentos simplificados que les presentamos a los niños antes de confrontarlos con problemas reales." (1) En esta cosmovisión, la aleatoriedad, tiene un papel que desempeñar, porque las fluctuaciones que se producen cerca de un punto de bifurcación pueden hacer que un sistema tome un rumbo diferente al que habría tomado de no mediar esas fluctuaciones. Esta característica es intrínseca a la realidad, por lo tanto la comprensión que la física clásica hace del universo es incompleta y el precio que se pagó por ella fue idear un reino intemporal, divorciado de la experiencia humana. III. El Caracter Evolutivo y Creativo de la Realidad La noción de ley de la naturaleza, en la física clásica, se refiere a un universo fundamentalmente reversible, en el que no hay diferencia entre pasado y futuro. En esta perspectiva, una ley de la naturaleza se asocia a una descripción determinista y reversible en el tiempo. En su formulación tradicional, las leyes de la física describen un mundo idealizado, un mundo estable, y no el mundo inestable, evolutivo, en el que vivimos. Este punto de vista nos obliga a reconsiderar la validez de las leyes fundamentales. Hoy se debe incorporar en nuestras leyes físicas, la dimensión evolutiva, asociada con la entropía. La entropía es el elemento esencial que aporta la termodinámica, ciencia de los procesos irreversibles, es decir orientados en el tiempo. Estos procesos poseen una dirección privilegiada en el tiempo, en contraste con los procesos reversibles. La naturaleza nos presenta procesos irreversibles y reversibles, pero los primeros son la regla y los segundos la excepción. Durante las últimas décadas se ha abierto un concepto nuevo: la noción de inestabilidad asociada a la de "caos." La palabra caos está muy cargada de un significado negativo; hace pensar en desorden incompatible con la previsión, pero no es así. Al contrario, se puede incluir el "caos" en las leyes de la naturaleza, pero siempre y cuando se generalice esta noción incorporándole las de probabilidad e irreversibilidad. El caos siempre es consecuencia de inestabilidades que introducen aspectos nuevos esenciales. Los desarrollos recientes de la física y de la química de no-equilibrio muestran que la flecha del tiempo puede ser fuente de orden. "La vida sólo es posible en un universo alejado del equilibrio." (2) Hoy la ciencia busca en los procesos irreversibles otra clave distinta para comprender a la naturaleza, y entiende al mundo como poblado por seres capaces de evolucionar e innovar, por seres cuyo comportamiento no puede considerarse absolutamente previsible y controlable. Prigogine sostiene que las leyes de la naturaleza, no están todas "dadas" desde el pincipio, sino que evolucionan como lo hacen las especies. A medida que las cosas se complican, aparecen bifurcaciones, amplificaciones, fluctuaciones y emergen nuevas leyes. "Las raíces de lo biológico se hunden en la materia mucho antes de lo que hubiera podido imaginarse" (3) El papel activo de la irreversibilidad, la creación de un orden por fluctuaciones, el carácter aleatorio de éstas, la historicidad - es decir el papel del pasado- introducido por el orden de sucesión de las bifurcaciones que conducen a una estructura, constituyen un conjunto de notables propiedades de la evolución, características de los sistemas alejados del equilibrio. IV. El Caracter Constructivo y de la Riqueza Informativa de los Sistemas Complejos Estos fenómenos, por el contrario, tienen un papel constructivo muy importante. Ilya Prigogine ha recibido el Premio Nobel 1977 gracias al descubrimiento de las "estructuras disipativas" que constituyen fenómenos de comportamiento espontáneo coherente. Descubrió que en los sistemas alejados del equilibrio emergen órdenes nuevos, con lo que nos enfrentamos a un fenómeno de estructuración correspondiente a un alto nivel de cooperatividad desde el punto de vista molecular. Hoy se sabe que este fenómeno de organización está muy difundido en la naturaleza. Se trata de fenómenos sumamente ricos que presentan comportamientos periódicos en el tiempo, rupturas espontáneas de homogeneidad espacial o fenómenos aún más complejos. La materia en equilibrio es ciega, mientras que muy alejada del equilibrio, detecta las minúsculas diferencias, que son esenciales para la construcción de sistemas altamente coherentes y complejos. Se les reconoce una cierta autonomía, que permite hablar de fenómenos de "autoorganización." Al enfatizar el papel del azar y el caos en la creación de las estructuras, Prigogine hace referencia a un universo donde los objetos están menos definidos que en la física clásica. Con ello, en lugar de evitar la no-linealidad y la complejidad, se dispone de sistemas más flexibles, rápidos y ricos, pues prometen comportamientos inesperados que presentan una amplia gama de posibilidades V. Necesidad de un Nuevo Bagaje Conceptual Teórico y Metodológico Es necesario construir un lenguaje nuevo, para poder interpretar esta nueva cosmovisión. Nociones como las de inestabilidad, sensibilidad a las condiciones iniciales, bifurcaciones, fluctuaciones, turbulencias, sistemas alejados del equilibrio, auto-organización, "estructuras disipativas," entre otros, tienen importancia decisiva en esta nueva línea de investigación y nos obligan a precisar sus alcances e interpretaciones. La nueva teoría necesita cambiar la descripción de situaciones individuales (trayectorias, funciones de onda) por descripciones estadísticas y exige formulaciones matemáticas originales. Durante siglos, las trayectorias fueron consideradas los objetos fundamentales de la física clásica: ahora aparecen detentando una validez limitada. La nueva formulación de la mecánica clásica requiere de una extensión de su marco matemático, hoy en pleno auge. VI. Interdisciplinariedad del Nuevo Objeto Epistemológico Es en las intersecciones entre disciplinas, y a propósito de la convergencia entre vías separadas, donde han resurgido problemas renovados de antiguas preguntas, anteriores al enclaustramiento disciplinario. Prigogine aboga para que la fecundidad de las comunicaciones entre interrogaciones filosóficas y científicas deje de verse frustrada por separaciones o destruida por enfrentamientos. Ningún límite definitivamente fijado detiene de manera estable la diferenciación entre interrogaciones científicas y filosóficas, aunque no por ello se trata de identificarlas o destruir su diferenciación. La interrogación científica está sometida al diálogo experimental que limita la libertad del científico, quien no hace lo que quiere, ya que la naturaleza se encarga de desmentir las más seductoras hipótesis. Para la filosofía, por su parte, se trata igualmente de una diligencia experimental, pero no de una experimentación sobre la naturaleza sino sobre los conceptos y sus articulaciones, sobre el planteamiento de los problemas y sus consecuencias, con el mayor rigor posible. La nueva temática, salva las fronteras entre las disciplinas científicas, ya que por ser una ciencia de la naturaleza global de los sistemas, ha reunido a pensadores de campos muy separados y ha detenido la superespecialización que parecía inminente en la ciencia. VII. Tematización del Tiempo como Categoría Fundamental de todos los Niveles de la Realidad El desarrollo espectacular de la física de no-equilibrio, de los sistemas dinámicos inestables, asociados a la idea de caos, nos obligan a revisar la noción de tiempo que se formuló desde Galileo. Después de tres siglos, la física ha vuelto a encontrar el tema de la multiplicidad de los tiempos. La física de hoy no niega el tiempo; es más, reconoce el tiempo irreversible de las evoluciones hacia el equilibrio, el tiempo bifurcante de las evoluciones por inestabilidad y hasta el tiempo microscópico que manifiesta la indeterminación de las evoluciones físicas y microscópicas. VIII. Universo Participativo: Sujeto como Espectador y Actor Para la física clásica el observador se situaba en una posición desencarnada y el objeto descrito, desde una posición de sobrevuelo. En la objetividad científica tradicional estaba implícita una voluntad de dominio para la cual el mundo estaba separado de nosotros. Hoy, las demostraciones de imposibilidad, en teoría de la relatividad, en mecánica cuántica o en dinámica, nos han enseñado que no se puede describir la naturaleza "desde el exterior," como meros espectadores. La descripción es una comunicación y está sometida a ligaduras muy generales que la física puede aprender a reconocer porque nos identifican como seres situados en el mundo físico. Cuando se trata de descripciones de sistemas complejos, vivos y sociales, una descripción "desde lo alto," está totalmente excluida. Prigogine nos habla del "reencantamiento de la naturaleza": sostiene que siendo seres temporales y espontáneamente creados, formamos parte integral del movimiento temporal y espontáneamente organizado de la naturaleza, en vez de ser un accidente poco probable. IX. Fin de las Certidumbres de la Ciencia Clásica La física clásica vinculaba el conocimiento científico a la certidumbre, ya que en ciertas condiciones iniciales apropiadas se garantizaba la previsibilidad del futuro y la posibilidad de retrodecir el pasado. Con ello se alcanzaba la certidumbre. La novedad, la elección, la actividad espontánea eran sólo apariencias relativas al punto de vista humano. Sin embargo, hoy se sabe que no se pueden prever con certeza los caminos de la naturaleza: la parte accidental es irreducible. Pequeñas diferencias, fluctuaciones insignificantes pueden invadir todo el sistema y engendrar un nuevo régimen de funcionamiento. En los sistemas inestables las leyes de la naturaleza se tornan fundamentalmente probabilistas. Expresan lo que es posible, y no lo que es "cierto." La predicción que podemos hacer del futuro es una mezcla de determinismo y probabilidades." El futuro es incierto, más incierto aún de lo que hacía presagiar la mecánica cuántica tradicional con la relaciones de incertidumbre de Heisenberg." (4) En la cosmovisión de Prigogine, el futuro no puede estar determinado porque está sometido al azar, a las fluctuaciones, a las bifurcaciones y amplificaciones. Prigogine sostiene que se trata de un nuevo "principio de incertidumbre," que sostiene que más allá de cierto umbral de complejidad, los sistemas siguen rumbos imprevisibles, pierden sus condiciones iniciales y no se pueden invertir ni recobrar. Este modo de mirar a la naturaleza es un verdadero reconocimiento de sus posibilidades creativas. El sentido de nuestro saber ha cambiado, cuando se incorpora la inestabilidad, la significación de las leyes de la naturaleza cobra un nuevo sentido. En adelante expresan posibilidades, no certidumbres. Prigogine recuerda al héroe de "El nombre de la rosa," Guillermo de Baskerville, para quien descifrar el mundo tiene algo de historia policíaca, ya que se trata de un juego intelectual en el que sólo tenemos indicios pero nunca la totalidad de los elementos. Es nuestra acción la que construye el futuro y tenemos una responsbilidad a asumir. Vivimos en un mundo peligroso e incierto que no inspira confianza ciega, pero que agudiza las oportunidades de ejercitar nuestra acción responsable y valiosa. X. Ciencia Abierta, Que Posibilite la Ampliación de la Racionalidad Científica La ciencia es un diálogo con la naturaleza. Pero el conocimiento no sólo presupone un vínculo entre el que conoce y lo conocido, sino que haya una diferencia entre pasado y futuro. La realidad del devenir es la condición de nuestro diálogo con la naturaleza. Hoy sabemos que la entropía y el no-equilibrio nos enseñan algo fundamental sobre la estructura del universo: que la irreversibilidad pasa a ser un elemento fundamental. "Si la descripción fundamental se hiciese en términos de leyes dinámicas estables, no tendríamos entropía, pero tampoco coherencia debida al no equilibrio, ni posibilidad de hablar de estructuras biológicas, y por lo tanto tendríamos un universo del que estaría excluido el hombre." (5) Las ciencias se han liberado de una racionalidad cerrada. Estan ahora abiertas a lo imprevisto, al diálogo con una naturaleza que no puede ser dominada con una mirada teórica, sino solamente explorada; con un mundo abierto al cual pertenecemos y en la construcción del cual participamos. "La actividad humana, creativa e innovadora, no es ajena a la naturaleza. Se la puede considerar una ampliación e intensificación de rasgos ya presentes en el mundo físico, que el descubrimiento de los procesos alejados del equilibrio nos ha enseñado a descifrar." (6) Hoy la ciencia se afirma como ciencia humana, ciencia hecha por los hombres para hombres. En "Las leyes del caos" sostiene: "El mensaje de esta obra es optimista. La ciencia empieza a ser capaz de describir la creatividad de la naturaleza, y hoy el tiempo ya no habla de soledad, sino de alianza entre el hombre y la naturaleza descrita por él." (7) Prigogine propone construir" una vía estrecha entre dos concepciones que conducen a la alienación, la de un mundo regido por leyes que no otorgan lugar alguno a la novedad, y la de un mundo absurdo, acausal, donde nada puede ser previsto ni descrito en términos generales." (8) Se trata de hacer emerger una descripción intermedia situada entre dos extremos: un mundo determinista por un lado, y un mundo arbitrario sometido únicamente al azar, por el otro. Las leyes físicas corresponden a una nueva forma de inteligibilidad, expresada en las representaciones probabilísticas. Se asocian con la inestabilidad y describen los acontecimientos en cuanto posibles, sin reducirlos a consecuencias deducibles y previsibles de leyes deterministas. "Discernimos nuevos horizontes, nuevas preguntas, nuevos riesgos. Vivimos un momento privilegiado de la historia de la ciencia." (9) |